Hay espacio para el dolor y la desesperación de la separación y la pérdida.
Hay espacio para la ilusión y la emoción del encuentro.
Hay espacio para la pasión y la entrega.
Hay espacio para la renuncia y la negación.
Todo cabe en un sentimiento perfectamente universal, que atrapa a hombres y mujeres, a jóvenes y a no tan jóvenes, a solteros y a casados.
Durante un año he hablado de amor y he escrito de amor.