A colación de los acontecimientos que sucedieron en Madrid, ante la disputa del partido entre el Atlético de Madrid y el Deportivo de la Coruña, en la que murió un aficionado ultra del equipo visitante, nos planteamos cómo puede el ser humano llegar al extremo de asesinar a una persona por sus diferentes ideologías.
Claro está que es injustificable esta actitud por ambas partes, ya que en esta ocasión fue un aficionado del Deportivo, pero podría perfectamente haber sido uno del Frente Atlético. Asimismo, a pesar de que no todos los ultras son violentos, esto hay que cortarlo de raíz, erradicarlo tanto en los estadios de futbol como en la sociedad en general, y si para ello deben pagar justos por pecadores, que así sea. Ya que el futbol, como cualquier otro deporte, es considerado como estereotipo de muchos pequeños que lo siguen, y conocer estas noticias es algo contra productivo para el fomento de la deportividad dentro y fuera del campo. ¡no hay que perder los papeles por ser diferentes!.
Por todo ello, nos preguntamos sobre la racionalidad de las personas, característica que nos diferencia de los animales, y que a veces, por desgracia, brilla por su ausencia.
El ser humano es muy complejo, si bien desde pequeño nos intentan enseñar que la violencia no es lo correcto, sino todo lo contrario, siempre hay un cierto instinto animal dentro de nosotros que lo fomenta. Pero es aquí donde debe entrar la razón, para reprimir esas “ansias” y sin sentidos.
Realmente con una actitud violenta no se consigue el objetivo, sino con el dialogo. Las palabras siempre llegan más allá que las manos y tienen mucho más valor. Eso no hay que dejarlo de lado, y es lo que verdaderamente hay que fomentar en la sociedad. Las verdades absolutas no existen, y aquellas personas extremistas que no son capaces de recapacitar y ver más allá de sus ideales, no son buenas en esta sociedad.
Siendo abierto de mente, siempre llegarás mucho más lejos. Es algo básico.