Un señor argentino llamado Julio Cortázar, al que le gustaba olvidarse el paragüas y salir de la vida real para proyectar otros registros fantásticos. Una literatura sin duda con tendencias vanguardistas, en la que podemos echar a volar la imaginación y cuestionarnos la vida de otra manera, roza el surrealismo. Trata temas como la suerte, el azar, temas humorísticos, el juego, los sentidos y… el amor.
El amor imposible, el amor a distancia, el amor de cerca y de lejos, con ápices de material surrealista y usando recursos literarios que se aproximan al sarcasmo, la nostalgia, la exageración e incluso el humor.
Un sinfín de tributos al amor y desamor, con infinitas posibilidades de mostrarse ante el amor: indiferencia, pasión, alegría, nostalgia, desesperación, imposibilidad, cercanía, desnudez, sexo, dejadez, locura pero también madurez. Una filosofía de vida. Y es que este poeta nos da instrucciones para dar cuerda al reloj e incluso para llorar. La mitificación de sus poemas se ha conseguido con el tiempo.